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Punchana, mayo 2015

Pisar los excrementos

Publicado: 2015-07-20


Conocimos a las familias Curitima y Canaquiri en el Marañón. Por años les hemos visitado y compartido toda clase de vivencias. Hace tiempo se vinieron a la ciudad: “para tener mayor oportunidad para mis hijos”. Les habíamos perdido la pista, hasta nuestro desembarco en Iquitos. Paseando por las calles del distrito de Punchana, de nuevo, nos encontramos con ellos. Ahora están más atareados, tienen menos tiempo para conversar, pero ahí están.

Habitan uno de esos lugares que está repleto de apellidos indígenas y familias provenientes fundamentalmente de los ríos amazónicos, aunque no falta quien se ha mudado desde otros barrios de la ciudad. El lugar de residencia posee todas las dificultades habidas y por haber. Muy cerca hay un aserradero con la polución consiguiente. Para completar la escena termina uno de los desagües de la ciudad. En tiempos de creciente de los ríos amazónicos, llegando a través de los puentes, puedes pisar literalmente excremento humano. En vaciante, las heces circulan por medio de un canal en medio de la calle. Con todo, no es lo peor. En dicho desagüe “desembarcan” los residuos del camal municipal. Y para completar: en él desembocan los efluentes del hospital del seguro. El resto de residuos sólidos del seguro son quemados ahí. ¿No les parece un lugar adecuado y apetecible para acudir a una “charla” de salud ambiental?

El panorama es desolador. Los niveles de contaminación son altos, aunque no hay datos que los puedan avalar. No hay datos por falta de estudios. No hay estudios por falta de interés. El olor es nauseabundo y las condiciones higiénicas dejan mucho que desear. Los kukama, y otros pueblos indígenas, consideran el olor como una fuente importante de conocimiento. El sentido del olfato, tan desarrollado en la selva, es invadido permanentemente por la fetidez. Uno quisiera tener la pituitaria amarilla atrofiada al pasear por sus calles.

La mayoría de las familias carecen de agua potable. Cada balde de “agua potable” vale un sol. En tiempos de creciente hemos visto a niños bañarse en esas aguas. Quien debería tener vergüenza de este hecho no son las familias, sino las autoridades que por años no han hecho lo que les corresponde. El anterior presidente regional, Iván Vásquez Valera, tuvo como buque insignia de su gestión el agua y desagüe de la ciudad de Iquitos. El gasto sobrepasó los 700 millones de soles. No solo no arregló la situación, sino que la empeoró. Como una ironía de la historia el “asentamiento humano” donde viven los Curitima, Canaquiri y sus vecinos, más de 1000 personas, se denomina Iván Vásquez Valera. “La corrupción sustrae recursos de los pobres”, dijo Francisco, en enero 2015, en Filipinas.

En este lugar no sólo encontramos apellidos indígenas, también personas que hablan dichos idiomas. Toda una riqueza que el Perú desprecia.


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