Vales lo que produces. No produces, careces de valor. Equiparar el valor de una persona a su producción es una reducción en toda regla. Y un despropósito. Una persona es mucho más que lo que produce. Con este principio: ¿qué sería de los niños, ancianos, enfermos, dependientes en general?

Si se nos permite, esto mismo sucede con la distribución de la riqueza nacional. El canon es una medida “distributiva” (?) que depende del valor (producción), no de la dignidad. Y así nos va. Baja el petróleo, baja el canon en Loreto: crisis. Hacer depender la economía de la región del petróleo es todo un despropósito. Lamentamos la mirada corta y roma de nuestras autoridades al respecto.

Es evidente que Loreto está en recesión. Sólo hay que dar una vuelta por las calles de Iquitos. Aferrarse al canon (producción) conlleva mirar para otro lado en temas de medio ambiente y contaminación. Es evidente que la agenda de los pueblos indígenas no se ajusta a la agenda regional y nacional. A los pueblos indígenas no se les tiene en cuenta. Prima la ciudad: el paro en Loreto. Aunque la mayoría de la población no pueda explicar “razonablemente” las razones del paro. Tan solo que no hay trabajo, que no es poco. Una persona vale más que lo que produce. Una región, también. La productividad no es el único criterio, ni siquiera el mejor.

Aquellos que aprobaron la participación de Petroperú harían bien en darse en una vuelta por Cuninico. Un año después de la rotura del Oleoducto Nor-peruano, gestionado por Petroperú, todavía continúan sin limpiar todo el desastre que causaron. A no ser que únicamente hayan pensado en una pantalla para meter mano en la caja. ¡Cómo es, cuánto hay! Más les hubiera valido aprobar una ley, con presupuesto adicional, que permita adecuar el Oleoducto Nor-peruano a las leyes peruanas y, de paso, adecuarlo a este siglo XXI. Además de tener en cuenta que la negociación del lote 192 es todo un despropósito por dejar a un lado a los pueblos indígenas involucrados.

Y en esas andamos, como motocarro viejo.