Las operaciones quirúrgicas se programan con tiempo en los hospitales públicos. Algunas de ellas se han dejado sin practicar porque la familia de los pacientes no pueden comprar algunos insumos que les piden para la operación.

Conocemos varios alumnos de colegios públicos de secundaria que se han retirado de sus estudios por falta de trabajo de sus padres. No pueden colaborar con las pocas fotostáticas que les piden sus profesores, entre otros motivos. En primaria no se retiran porque hay comida en los colegios, no así en secundaria.

Una mujer de mediana edad se acerca: “No encuentro trabajo”. “He ido a tal lugar X, donde siempre encontraba trabajo, y ahora no hay nada”. Lo solicitaba con insistencia, su hija pequeña estaba enferma y no podía comprar la medicina.

Son tres instantáneas de la situación en la ciudad de Iquitos. No tienen más valor que ser un testimonio sufriente. Para datos más objetivos hay que buscar estadísticas, informes, estudios…

Aumenta la distancia social: los ricos son más ricos; los pobres están como siempre: resistiendo los embates en sus propias carnes; y la clase media se está empobreciendo. De tal manera que incluso encontrar trabajo no es garantía de un sueldo digno.

Hacer depender la economía de una región, como Loreto, del canon petrolero, no sólo es un despropósito, sino una injusticia en toda regla.